Estamos acostumbrados a leer y procesar la información de izquierda a derecha, una práctica profundamente arraigada en nuestra historia. Nuestros antepasados ​​de la Edad de Piedra pintaban en las paredes de las cuevas de izquierda a derecha, los artesanos medievales tejían tapices en la misma dirección y los cronistas documentaban eventos en libros con páginas que se pasaban horizontalmente, siguiendo este flujo de izquierda a derecha. Esta tradición ha moldeado nuestro apego a la forma rectangular de las pantallas de ordenador modernas. Sin embargo, es importante reconocer que algunos idiomas, como el árabe y el hebreo, se escriben de derecha a izquierda, lo que ofrece un enfoque diferente, pero igualmente válido, para la narración visual.